La pizza es uno de los platillos más populares en todo el mundo. Su versatilidad y delicioso sabor la hacen una opción perfecta para cualquier ocasión. Si bien existen muchas formas de preparar una pizza, hacerla en una piedra para pizza es lo más auténtico y delicioso.
En un recipiente grande, mezcla el agua tibia, la levadura y el aceite de oliva. Deja reposar la mezcla durante 5 minutos o hasta que la levadura comience a burbujear.
Agrega la harina y la sal kosher y amasa hasta que la masa esté suave y elástica. La masa debe sentirse suave al tacto y no pegajosa.
Cubre el recipiente y deja reposar la masa en un lugar cálido durante al menos 1 hora o hasta que la masa duplique su tamaño.
Coloca la piedra en el horno y precalienta a 500 grados Fahrenheit o la temperatura más alta que puedas alcanzar. Es importante permitir que la piedra se caliente durante al menos 30 minutos antes de que coloques la pizza en ella.
Coloca la masa sobre la mesa de trabajo y espolvorea un poco de harina para evitar que se pegue. Usa tus manos para estirar la masa en una forma redonda o cuadrada. Asegúrate de que la masa tenga un grosor uniforme.
Agrega los ingredientes de la pizza en el orden en que desees, comenzando con la salsa de tomate. Añade los ingredientes y el queso en capas uniformes. No te excedas con los ingredientes o tu pizza se volverá difícil de manejar.
Usa una pala para pizza o un borde afilado para trasladar la pizza a la piedra caliente. Hornea la pizza durante 10-15 minutos o hasta que la corteza esté dorada y crujiente y el queso esté derretido y burbujeante.
Saca la pizza del horno y córtala en rebanadas. ¡Disfruta de su delicioso sabor!
Hacer una pizza a la piedra es una forma auténtica y deliciosa de disfrutar de esta comida popular. Con unos pocos ingredientes y algunos simples pasos, puedes hacer una pizza con una corteza crujiente y una cubierta sabrosa en la comodidad de tu hogar. Así que ¡prepárate para impresionar a tus amigos y familiares con una excelente pizza casera!